Fue a partir de los años ochenta con la expansión de los OVA(Original Video Animation) y otro tipo productos relacionados con la expansión consumista por Japón, cuando lo relacionado con este concepto adquirió objetivos más comerciales y económicos.
Lo Kawaii era cada vez más popular, pues gracias al anime un individuo sentía que podía aspirar a la personalización de estos elementos, tomando hábitos como el de vestirse como sus personajes, es decir, el actual cosplay. Gracias a esta expansión del movimiento se creó tal variedad de estilos aglutinados a su vez bajo unas mismas características comunes, que permitía la identificación de los individuos con la personalidad de sus personajes. Un desarrollo que generó modas más específicas y que respondían a lo oscuro, lo solitario, y que fue transformándose a lo largo de los años, adquiriendo un tono más humorístico en los noventa.
Tal cantidad de anime permitió su clasificación y ramificación en géneros diferenciados teniendo así anime para chicas, de ciencia ficción o para adultos llevándonos al término otaku tal y como lo conocemos hoy. Es decir, como el fanático consumista de un producto coleccionable con el que se identifica y que presenta un carácter reservado, tímido o vergonzoso alejándose de la dulzura con la que había nacido el término. Pasó de su connotación positiva e inocente a otras como reservado, aislado y que se aglutinó por “tribus” dando entonces una imagen contracultural de aquellos que se agrupan por incapacidad de interrelacionarse socialmente.
En Japón están mal vistos, o al menos no muy aceptados, porque responden, normalmente al perfil del hijo que tiene la vida fácil y resuelta gracias a los esfuerzos de sus progenitores y que trabaja solo para cubrir este tipo de gastos de “tribu”.
Aún así esta imagen del otaku interesa por el afán consumista y su respectiva generación económica: animación, cine, videojuegos, figuras de juegos de rol y que, por otra parte, mantiene el prototipo de personas sin habilidades sociales y desaliñado, que en Japón es muchísimo más extremo que aquí.
Como hemos dicho anteriormente, el término kawaii presenta un conjunto de estímulos conceptuales que permiten la creación de un «mundo real» a través de elementos que recreen este tipo de narrativa. Para ello, es imprescindible la presencia y la promoción de colecciones que permitan crear al consumido ese espacio que él considera el apropiado para su mundo y con el que se siente identificado.Es decir, colecciones y productos que muestran una proyección de la imagen del individuo hacia el resto de la sociedad. Cuando hablamos de esto no nos referimos solamente al consumo de un producto tangible, sino que va más allá, manifestándose a través de eventos, congresos, juegos de rol y reuniones con el fin de intercambiar material, ampliarlo, difundirlo o discutir acerca de él.
Podemos afirmar,consecuentemente, que se desea poseer el objeto por dos motivos: la reminiscencia del afán infantil y porque tenerlo implica tener algo único e irrepetible con particularidades propias que refleja aspiraciones y ensoñaciones cotidianas.
Un otaku posee gran cantidad de conocimientos en el tema con el que se identifica y nunca les parecen suficientes, siempre pueden saber más y a esa especialización es parte de su aspiración pues, es el núcleo del que se sustenta su identidad. El hecho de ser más tímidos también hace que, si se le realiza una pregunta,conteste después de pensarlo mucho o que busque su espacio personal para encerrarse y encontrar así su tranquilidad.
En conclusión,podemos decíos que el manga y el anime nacieron como producto de consumo por una necesidad de entretenimiento y que se ha expandido de tal manera que ha conseguido crearse un espacio en la vida sociocultural a nivel mundial y que, como hemos dicho, no tiene edad ni clase social, cualquiera puede identificarse con este universo y su sensibilidad.
Queda mucho que saber y sobre todo,por ver cómo se desarrolla,lo relacionado con el anime por su expansión e influencia por todo Occidente,cómo puede repercutir en sociedades su modo de expresión, comprensión y desarrollo de los individuos.