En estos días del inicio del otoño, tiene lugar en Japón el « festival para contemplar la luna », el tsukimi.
Esta es una de las tradiciones introducidas desde China y que, como otras tantas, se ha japonizado con el paso del tiempo.
Este festival comenzó a celebrarse en Japón durante la época Heian (794-1185) en el mes de agosto, con la finalidad de agradecer a los dioses las cosechas del verano y pedir por la productividad de los campos. Era un festejo reservado a la nobleza y a la corte, quienes se reunían, por aquellos tiempos, en el lago Osawa , situado en Kioto y antigua capital por entonces.
Con el paso del tiempo la tradición ha variado tanto en fecha como en los lugares de contemplación.
Efectivamente, con el cambio de calendario lunar, en la actualidad la celebración tiene lugar a partir de la segunda quincena de septiembre hasta los primeros de noviembre. En estos días en los que las noches comienzan a ser más largas, la Luna adquiere protagonismo y en Japón, se cree que la Luna más hermosa es la primera Luna llena del otoño. Por eso, el tsukimi consiste en contemplar la primera Luna llena del otoño, por lo que no hay un día fijo, sino que cada año varía.
Aunque su origen es de agradecimiento por las cosechas y está relacionado con campo, hoy sigue siendo un motivo de quedada para los japoneses, quienes se reúnen, o bien en torno a un lago para ver la Luna reflejada, en sitios altos o en sus casas con un toque más íntimo. Se trata de contemplar la luna durante el cambio de una estación a otra para dar gracias por las cosechas anteriores y pedir por las próximas. Es decir, es un ritual para atraer a la buena suerte.
Por supuesto, y como siempre, no hay festival sin sus platos propios y este no iba a ser menos. Durante estos días lo más característico es el mochi, los dangos o buñuelos de harina de arroz, castañas, judías y por supuesto, cerveza y sake. De hecho, es durante estos días en los que podemos observar al conejo amasando mochi en la Luna, tal y como os contaba en este otro post de leyendas japonesas sobre la Luna.
Hay que recordad que la contemplación de la naturaleza forma parte de la esencia de la cultura japonesa. Cada cambio de estación, la transición de un estado a otro en los elementos naturales, así como la apreciación del presente son rasgos que definen la cultura oriental y, en especial, la japonesa.
Estaría bien que nosotros también parásemos por una noche el tiempo y nos dedicásemos a mirar al cielo, ¿no?